domingo, 27 de mayo de 2007

EL TESISTA DE DOCTORADO, LOS SHERPA Y EL APRENDIZAJE.



Por Carlos Primera

“Es fácil seguir el camino marcado, pero
sólo siguiendo tu propio camino acabarás dejando huella”.
Autor anónimo.

En el mundo actual hay una raza de superhombres. Son individuos aparentemente frágiles y desempeñan un trabajo que les hace desafiar la muerte constantemente y en la mayoría de los casos, salen airosos. Estos superhéroes de carne y hueso hacen su trabajo en condiciones ambientales extremas: temperaturas entre -15ºC y -36ºC que fácilmente pueden conducir a la congelación o la hipotermia o ambas; peligro constante de avalanchas; se enfrentan a un fuerte viento (jet-wind) con una velocidad de más de 160 kilómetros por hora que genera un ruido ensordecedor y un frío lacerante que puede producir heridas, sin el más mínimo remordimiento. Como lo anterior no es suficiente, deben caminar con gran dificultad por más de cinco horas diarias, acarreando pesados equipos.

Los Sherpas son esos hombres y mujeres especiales. Viven en el Valle de los Himalayas y se han especializado en el trabajo extremo de guiar a expedicionarios occidentales a la conquista del techo del mundo, el Monte Everest. En todos los relatos de los conquistadores de dicho monte, inexorablemente aparecen nombres como los Sherpas Pasang y Thundú, el Sherpa Kaki, el Sherpa Jamling y el más famoso Sherpa, Tenzing Norgay, quien en 1953 con Edmund Hillary fueron los primeros en escalar tan mítica montaña. Según el periodista, Juan Camus, los Sherpa son unos coleccionistas de acciones que a la vista de los occidentales lucen como inalcanzables. Por ejemplo, Ming Kipa, una joven de 15 años llegó a la cumbre del Everest el 22 de mayo de 2003, junto a su tía; el Sherpa Appa ha logrado cumbre 17 veces; Lakpa Gyelu en 2003 llegó a la cima por décima vez y en sólo 10 horas y 56 minutos (los occidentales que llegan a la cima, cubren el trecho en cuatro días) y Pemba Dorji –cual Mercurio, mensajero de los Dioses- coronó la cima, en solamente ocho horas y diez minutos.

Para los escaladores occidentales, los Sherpas han demostrado lealtad, nobleza, espiritualidad, compromiso, habilidad, maestría, honradez y esmero; a todo lo anterior, yo agregaría la sabiduría para la toma de decisiones acertadas, en tan adversas condiciones. Inspirado en las hazañas de los Sherpas, un experto español en Personal Branding, Andrés Pérez Ortea, creó el llamado “manifiesto de los Sherpas”, (http://www.consultoras.org/frontend/plantillaAEC/noticia.php?id_noticia=6245). El manifiesto expresa que el Sherpa es: un guía que conoce el terreno, es un planificador y coordinador, asume riesgos, quiere llegar más alto, posee valores positivos, es competente, trabaja en equipo, está motivado, es realista, es independiente, sabe gestionar la presión y no deja de aprender nunca.
Ante tal perfil, me pregunto ¿pueden los Sherpas enseñarle algo a los tesistas de Doctorado? Pienso que si. De hecho propongo el término “Tesista Sherpa” para esos aspirantes a doctor crecidos ante cualquier condición adversa o favorable; ellos toman las decisiones adecuadas para enrumbar su investigación hacia el éxito. A continuación usaré el manifiesto de Pérez Ortea y algunas de sus ideas, para argumentar mi planteamiento.

El “Tesista Sherpa” conoce el terreno. El Sherpa tiene el conocimiento del terreno que pisa y la ruta a seguir, con los obstáculos y facilidades que pueda ofrecer. Es una persona precavida pues sabe que cualquier error le puede costar la vida y el éxito de la expedición. Este conocimiento del Sherpa lo relaciono con la primera gran tarea del tesista: elegir el tema de la tesis. Así como el Sherpa no se arriesga a caminar por terreno desconocido, el tesista, no debería seleccionar un tema extraño a sus intereses o conocimientos previos; en algunos casos, puede asumir “riesgos inteligentes” con respecto a un tema que le apasione, pero debe reconocer sus debilidades y asumir la responsabilidad de trabajar lo suficiente para superar sus fallas y avanzar sostenidamente en la culminación de la tesis.
En cualquier caso el Tesista de Doctorado Sherpa debe conocer el “terreno” asociado a: tema pertinente a los lineamientos del doctorado, la delimitación del tema a trabajar y la manera de abordarlo, posibilidades reales de trabajar adecuadamente el tema, acceso a fuentes bibliográficas actualizadas, tutor adecuado, recursos necesarios y apoyo administrativo de la Coordinación del Doctorado.

El “Tesista Sherpa” es competente. Los Sherpas aportan el conocimiento y la destreza en el difícil trabajo de coronar las montañas del Himalaya. La ejecución de este trabajo no acepta errores por las terribles consecuencias que acarrea, entre ellas, la pérdida de vidas humanas. Ese trabajo de precisión, de relojero suizo, está apoyado por una rigurosa planificación que se cumple inflexiblemente. El tesista Sherpa debe ser un planificador continuo de las actividades conducentes al desarrollo de la tesis doctoral; además, un revisor severo de ese plan para apurar lo planeado y hacer los ajustes, si están plenamente justificados. Esta forma de trabajar aportará eficiencia en el proceso de desarrollo de la actividad de investigación al enfocarse en “primero lo primero”, tal como lo plantea S. Covey en su libro “Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva”. Yo agregaría que para cumplir con el plan, primero lo primero, pero a su debido tiempo.

El “Tesista Sherpa” trabaja en equipo, pero tiene independencia de ideas. Los Sherpas se esfuerzan en conservar su identidad, tienen un código propio, espíritu de camaradería, un profundo sentido del honor y fuertemente unidos con una fuerte confianza entre ellos. Considero que la tesis de doctorado es el resultado de un equipo multifactorial donde debe ocurrir la sinergia entre: el doctorando, el tutor, la coordinación del Doctorado y la administración de recursos, el tópico doctoral, herramientas de apoyo e información actualizada. En ese equipo debe prevalecer una comunicación fluida, objetivos y metas claras, coordinación de actividades según un plan, valores positivos y una confianza plena doctorando-tutor para aceptar y reconocer la identidad de cada uno de los involucrados y su independencia de ideas, poniendo siempre por delante la necesidad del consenso como medio de avanzar en la consecución de la tesis doctoral.

El “Tesista Sherpa” sabe gestionar la presión. Uno de los principios del Budismo Tibetano, enseña a evitar la agitación que producen las emociones fuertes como la ira, la tristeza y el temor; los Sherpas son unos fieles practicantes de ese principio. Para uno que está nuevo en esta lid doctoral se le vende la idea, desde el primer momento, de la complejidad inmersa en el desarrollo de una tesis de doctorado: que si la creatividad, que si hay que devorar no se cuantos libros, que si necesitas mucho dinero, que si tienes que negociar con la familia, pues de lo contrario la pierdes y así una retahíla similar. Caramba, ese panorama coloca a la tesis doctoral en un plano tan inalcanzable como coronar el Everest, sin tener piernas. El Tesista Sherpa debe reconocer que el camino del desarrollo de la tesis será empedrado y surgirán inevitablemente emociones fuertes que crearán presiones. Éstas deben tener escudos repelentes proporcionados por la planificación adecuada, el trabajo sostenido y el placer de aprender y generar un conocimiento que podría conducir a beneficios locales, nacionales y por qué no, mundiales. Para su estabilidad emocional, el tesista Sherpa debe tener momentos de ocio, diversión y deportes como medio para mantener la mente en su máximo potencial.

El “Tesista Sherpa” no deja de aprender nunca. El Sherpa aprende sobre la marcha, todo el tiempo, basándose en su afinidad intuitiva con la montaña y entendiendo que cada ascenso es único. El Tesista Sherpa debe aprender todo el tiempo, de hecho, debe informarse completamente sobre el tema escogido en su investigación y convertirla en conocimiento que se plasma en la tesis doctoral. Las tesis doctorales son únicas aunque compartan temas, métodos y técnicas. El tesista Sherpa debe marcar la tesis con su sello personal de creatividad y nuevas ideas; también debe comprender que la finalización de la tesis solamente es la finalización de una etapa y el primer paso para un nuevo aprendizaje.

En resumidas cuentas, amigo lector, es necesario reconocer que el “Tesista de Doctorado Sherpa”, siempre tendrá su Monte Everest: la tesis doctoral. Hacer cumbre no es tarea fácil. Él sabe que se está enfrentado a un proceso iterativo que requiere conocimiento del “terreno”, trabajo en equipo, competencia, gestión de la presión y aprendizaje continuo. Indudablemente, sus decisiones lo llevarán a puerto seguro y puedo afirmar: ¡Si señor, los tesistas de doctorado pueden aprender mucho de los Sherpas!