domingo, 26 de septiembre de 2010

La Autoorganización

La Autoorganización es una característica propia de los sistemas complejos. En ese sentido, Boons (2004) hace referencia a De Wolf y Holvoet (2004) quienes definen la autorganización como un proceso dinámico y adaptivo donde el sistema adquiere y mantiene estructuras propias sin control externo. En esa misma orientación, Martínez (2002), relaciona la autoorganización con una organización viable que aprende y se adapta rápidamente a las condiciones cambiantes del ambiente, sobrevive en él, diseñando ajustes estructurales. Es decir, los procesos de autoorganización permiten construir en forma continua nuevas estructuras y patrones de comportamiento y que sin buscar el equilibrio permanente, permiten la construcción de relaciones de retroalimentación no lineales para mantener su identidad.
Para Capra (1998) la autoorganización es la aparición espontánea de nuevas estructuras y nuevos modos de comportamientos en los sistemas lejos del equilibrio, caracterizados por lazos de retroalimentación que inducen comportamientos no lineales. Según Prigogine (1998) la autoorganización es un proceso que experimenta un sistema, más allá de su umbral crítico, adoptando un modo de funcionamiento completamente distinto pero finalmente organizado. El proceso lo denomina "estructura disipativa" por el hecho de disipar continuamente energía y materia para mantener el denominado "orden por fluctuaciones" en el estado de no equilibrio.
En resumen, desde un punto de vista organizacional, la autoorganización surge cuando la organización supera su umbral crítico, es decir, cuando aparece la necesidad impostergable de cambiar, bien sea por causas internas o externas; por ejemplo, la eliminación de un departamento, alianzas entre organizaciones, nuevas leyes, nuevas regulaciones o la aparición de un nuevo competidor, entre otras. Ante esas circunstancias, la organización se aleja de su equilibrio y por si misma, modifica su estructura y su comportamiento para logar un nuevo orden de tal forma que conserve su integridad, cumpliendo con su visión, objetivos y enfrentado los cambios; es vital señalar que el cambio producido, en la estructura y en el comportamamiento, es emergente, espontáneo, en el sentido que surge por las circunstancias y no proviene de una planificación previa. De esa manera, emerge un equilibrio dinámico mantenido por los lazos de realimentación positivos/negativos y a la importación continua de energía.
Entonces, en el marco de la autoorganización, el sistema dinámico se adapta, aprende y logra un nuevo orden superior espontáneo, ante los cambios que se presentan.

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